El regreso a la escuela puede ser emocionante para la mayoría de los niños, pero traumático para otros. Es natural que los niños sientan ansiedad, especialmente si están cambiando de escuela, son nuevos en la ciudad, tuvieron una experiencia negativa el año pasado o son tímidos.
Aunque los padres no pueden estar ahí para resolver cada problema, hay maneras de ayudarlos a sentirse más seguros y preparados para el primer día de clases, tales como escuchar sus preocupaciones, anticipar inquietudes y ofrecer soluciones.
A medida que los estudiantes avanzan a un nivel académico superior, la mayor carga de trabajo y un nivel de aprendizaje más alto pueden ser las dos principales fuentes de ansiedad al iniciar un nuevo año escolar. Los padres pueden inculcar hábitos de estudio positivos desde una edad temprana y dotar a los niños con las herramientas adecuadas para el éxito, de modo que estén preparados para los nuevos desafíos académicos al ingresar a la secundaria, preparatoria y la universidad.
Otra fuente de estrés podría ser una nueva rutina escolar y la disposición física del lugar. Esto puede resolverse visitando la escuela, haciendo un recorrido en línea, imprimiendo un mapa u horario, o consultando un manual escolar.